Santos es un ganadero de Tinizara, probablemente el más joven que queda en Tijarafe.
Se ha dedicado a muchas cosas, por último a la construcción. Cuando las cosas se pusieron difíciles, la ganadería fue una opción laboral que le permitió emprender de nuevo.
Lleva desde el 2009 trabajando como ganadero de cabras. Gracias a que aprendió la profesión de pequeño con sus padres, “todo menos hacer el queso”. A día de hoy se le ve disfrutando de su labor y hace un excelente queso.
Aprovechó la zona de pastoreo que usaba su padre. Antaño no se usaba únicamente esta zona. Compaginaba una loma en el borde del barranco, el barranco (zona actual de pastoreo) y la cumbre.
En el barranco se iba en los meses de más abundancia de pasto. Aquí los animales disponían de escobones, vinagreras lechugas y barbusano, pero éste no lo comen las cabras. En las solanas, zonas llanas y soleadas es donde sale el cornical. Esta planta es muy beneficiosa para las cabras, fortaleciendo el sistema inmune, con buen aporte nutritivo y beneficioso para el sistema digestivo en general.
Ese barranco se usaba en diciembre, enero y febrero.
En marzo hacían trashumancia a la cumbre. Y ahí permanecían hasta agosto, cuando volvían a juntar los machos con las hembras en el barranco. Las cabras parían en enero y diciembre, al cobijo de las cuevas del barranco. Coincidiendo con los meses verdes de la costa.
Había meses en los que nevaba tarde y las tormentas les obligaban a bajar a refugiarse a la costa.
Normalmente volvían a subir a la cumbre en septiembre u octubre. Ahí es donde más comida había y hay, y es donde más tiempo pasaban.
- Costa (Barranco): Enero y febrero.
- Cumbre: Marzo, abril, mayo, junio, julio, octubre y noviembre.
- Medianías (Lomadas): Agosto y septiembre.
- Barranco: Diciembre.
En el barranco podemos observar que hay muchos covachones (cuevas pequeñas) en los que ordeñaba y hacía el queso su padre. El queso se subía cada dos días al pueblo y el suero sobrante lo cargaban al hombro para los cochinos, “bastante tuve que cargar al hombro de chico, pero ahí no habían ordenadores ni móviles”.
Esta zona de pastoreo es sumamente escarpada, sólo hay dos pases para acceder.
Por lo que nos cuenta Santos, el barranco aguanta una carga ganadera de unas 100 cabras. Pero sólo cuando llueve.
Este año y por la sequía, casi no las ha soltado. Sólo cada 15 días para que caminen.
Las suelta a las cinco de la tarde al barranco y las cabras solas vuelven a la granja a las nueve de la mañana. Van solas, para ser ordeñadas y comer la ración en la granja.
Santos no cree mucho en el futuro de la ganadería, dice “la juventud no quieren y no le dejan”, “los proyectos hay que hacer los proyectos para la juventud porque quedamos tres”
Aun así, lo dice con una sonrisa en la boca. Como quien acepta algo a lo que ya no ve solución.