Don Máximo Rodríguez Pérez es uno de los ganaderos más antiguos de Tijarefe, de hecho, se jubiló hace muy poco. Lleva pastoreando cabras en esta zona desde los 17 años. Fue el primero que empezó a pastorear en esa zona. Antes había viña, higueras y durazneros. Fue comprando parcelas, hasta reunir su zona de pastoreo.
Cuenta que cuando llegó, la abundancia de pastos era mucho mayor, habían lechugas, escobones, tagaigos (garguiteros en Puntagorda) vinagreras y cabezotes. Su zona daba para pastorear alrededor de 60 cabras, a día de hoy no hay mucha comida. Sin lluvia el barranco se ve seco y esquilmado.
Antaño, él alternaba esta zona de pastoreo y la cumbre, hacía trashumancia. De diciembre hasta marzo estaba en esta zona de costa, que son los meses con más lluvia y vegetación. De marzo hasta agosto las llevaba a la cumbre. Esta alternancia permitía que no se agotaran los recursos forrajeros de las zonas de pastoreo.
En agosto las bajaba para echarles el chivo (preñarlas), durante un mes, y luego se las llevaba para la cumbre otra vez. Hasta diciembre.
Antes las cabras se cuidaban mayoritariamente en la cumbre, que es la zona donde más comida hay. A día de hoy está prohibido pastorear en la cumbre y la ordenación territorial de Canarias sitúa las granjas en la costa, donde cada vez hay menos recursos, teniendo esto un impacto en los barrancos.
- Costa (Barranco): Enero, febrero y marzo.
- Cumbre: Abril, mayo, junio, julio, septiembre, octubre y noviembre.
- Costa: Agosto y diciembre.
El camino real colindante era muy importante “es la carretera que había”, ruta más usada por las personas de Garafía y Puntagorda, para ir a intercambiar sus productos (queso, huevos, etc) a Tazacorte y a Los Llanos. Lo hacían con bestias, con mulos, burros, caballos, o la mercancía al hombro y las mujeres, a la cabeza.
En este barranco encontró los restos de dos personas. Los arqueólogos le dijeron que se databan en el 1.000 d.C. La ropa era como de unas trenzas, hechas de hierba o de paja. La mandíbula de uno era pequeñita y decían, tenía unos 35 años. Se trata pues, de dos cuerpos guanches o Awara (primeros pobladores de La Palma) para ser más correctos.
Para sacar los animales perdidos, los amarraba y los sacaba con ayuda de la lanza.
Sus abuelos vivían en ese barranco en una cueva con cañizo, ahí tenían 3 o 5 cabras y hacían queso para vivir. Se mudaron a un pajero en Tinizara y cuando volvieron a los pocos días se había caído la cueva. A ellos les encantaba vivir en ese sitio. Antes casi todo la gente vivían en cuevas, en Tinizara habían sólo 5 o 6 casas. Empezaron a construir cuando la gente volvió de Cuba y con algún dinero. Algunas cuevas tenían paredes delante, algunas con puertas y otras descubiertas.
“Antes no había abundancia como ahora, pero la gente era alegre, muy unida, familiar, cariñosa, y muy respetuosa… Para haber falta de muchas cosas, era uno feliz. Yo veo que la gente hoy no es feliz con nada. Hoy cada uno está a lo suyo”.
“Vivo enamorado de las cabras, a mí me gustan. Con lo que me he criado y con lo que he vivido, ha sido con las cabras”