Históricamente, Canarias ha sido tierra de emigrantes. Hasta la segunda mitad del siglo XX uno de los destinos favoritos de los palmeros fue la isla de Cuba, desde la que poco a poco comenzaron a retornar algunos al cabo del tiempo. Estos vínculos culturales de ida y vuelta cuajaron en una forma particular de poesía, que se conoce con el nombre de punto cubano. Se trata de una especie de duelo en rima, en la que los participantes se desafían entre sí con la única arma de su agilidad mental. El Monumento homenaje a los verseadores de Tijarafe refleja esta tradición musical, cuyos especialistas se suelen reunir también en la cercana Casa de la Décima.