7. Tierras Viejas – Proís de Candelaria

Las Barqueras y la Virgen navegante

Desde algunos siglos atrás, en tiempos de verano y sequía, los campesinos de Tijarafe se convertían eventualmente en pescadores de bajura. Sus mujeres demostraban a diario una formidable fortaleza física al subir el pescado en cestas sobre sus cabezas desde el Proís de Candelaria (o Porís, como se conoce popularmente) por las 41 vueltas hasta zona de medianías, en las que lo vendían o cambiaban. Así nació el mito de las barqueras, que usaban las cuevas del camino para descansar e incluso como moradas.

El Proís, uno de los espacios más singulares de nuestra costa, fue siempre mucho más que el lugar al que bajar a pescar. Contaba con pequeños embarcaderos que recibían tanto mercancías preciadas (brea, trigo, piedras de molina o abastos) como también permitían salir a emigrantes clandestinos.

La leyenda cuenta que la mismísima “Virgen de Candelaria no quiso seguir navegando más allá del Proís y se habla hasta de piratas, contrabando y entrada de libros prohibidos.”

Hoy el Proís representa un lugar de baño especial, icónico, tanto para habitantes como para visitantes. Un enclave único en el que convergen pequeñas embarcaciones, familias y turistas que acuden para disfrutar de sus aguas.

Descripción

Camino descendente al inicio entre fincas hasta alcanzar un singular entorno de cuevas que surca la vereda del acantilado del Barranco de Candelaria. El sendero nos lleva hasta la bahía del Proís de Candelaria. Magnífica zona de baño bajo una oquedad de sobrecogedoras dimensiones en cuyos laterales se apostan numerosas cuevas y algunas casas de más reciente construcción.

Recomendaciones

Una vez acabamos el sendero en la costa, hay que hacerlo de vuelta. Para ello hay varias opciones: recorrer el mismo sendero en sentido ascendente (en este caso se requeriría de un esfuerzo extra), o acordar con un taxi, previamente al comienzo del sendero, la recogida en los parkings o apeaderos que existen próximos a la zona costera.

Conexión con otros senderos

Una vez llegamos al punto final, si empezamos a subir por la pista de cemento por la que acceden los coches, llegando al segundo parking, y hacia la derecha podemos acceder a la desembocadura del Barranco del Jurado desde un camino descendente. Una vez abajo, desde el mar, podemos empezar en sentido ascendente el sendero que termina en la Ermita de El Jesús (consultar guía específica).

El sendero

0h00’00” 655 m.s.n.m. Las Tierras Viejas. Iniciamos el camino por la entrada a la Carretera de Miranda, situada 50 metros más arriba del Centro de Enseñanza Obligatoria Tijarafe. Avanzamos 180 metros por esa carretera, a través del paraje conocido como Tierras Viejas. Como se podrá observar, este sendero coincide en sus inicios con el Sendero 8: Tierras Viejas – Mirador de Garome.

Las barqueras eran las esposas, madres o hijas de los campesinos que, en verano,
se convertían eventualmente en pescadores de bajura. Con el pescado en cestas
sobre la cabeza, subían por los caminos que conectaban las medianías con los
embarcaderos de la costa, razón por la que estos senderos se denominan Caminos
de las barqueras. Llegadas a los núcleos de población, las barqueras vendían o
cambiaban el pescado.

0h02’00” 645 m.s.n.m. En una curva de izquierda se deja la Carretera de Miranda y seguimos de frente por un camino empedrado muy ancho (señalado como GR-130 Puntagorda).

0h02’30” 635 m.s.n.m. La Cuesta Nueva. Cincuenta metros más adelante, hay un cruce por donde vira nuestro camino a la izquierda, bajado por la pendiente conocida como la Cuesta Nueva. Bonito camino empedrado que desciende entre tuneras y huertas de almendreros, con vistas al Barranco del Aserradero.

0h03’00” 625 m.s.n.m. Topo Capote. Se llega al Topo Capote, donde vuelve a unirse el camino con la Carretera de Miranda, en un antiguo cruce del Camino Real, donde nace el Camino de las Barqueras de Tierras Viejas. Cruzamos la carretera, dejando tras de nosotros la Cuesta Nueva, y a 50 metros nos encontramos otro cruce. A la derecha, una pista sin salida que lleva a una casa particular y a la izquierda sigue nuestro camino con una exigua cuesta asfaltada a la cual le sigue una fuerte pendiente de cemento.

0h06’00” 595 m.s.n.m. La Hoya Capote. Justo al terminar la pendiente, llegamos a una explanada, también de cemento, en donde nace la Hoya Capote. El sendero continua dejando a mano izquierda un estanque de agua.

0h07’00” 580 m.s.n.m. La Casa Quemada. Un poco más adelante, el camino se ve cortado por una pista, la cruzamos y pasamos bordeando por debajo del Pajero del Viudo o el Pajero del Burro en la zona conocida como la Casa Quemada. Dejando atrás el Pajero del Viudo, seguimos nuestro itinerario pendiente abajo, por lo alto de un espigón estrecho conocido como el Lomo del Viudo.

0h09’30” 540 m.s.n.m. La Pista del Canal. Unos 255 metros más abajo el camino se halla interrumpido por la pista del antiguo Canal del Estado, continuando al otro lado, aún sobre el espigón.

0h11’45” 505 m.s.n.m. El Camino de las Barqueras de Aguatavar. El espigón llega hasta un pequeño afloramiento rocoso conocido por Las Lajitas, poco antes de llegar a una palmera. Este lugar es importante por ser donde se une, viniendo de nuestra derecha, el Camino de las Barqueras de Aguatavar con el que nosotros estamos realizando.

0h13’00” 490 m.s.n.m. El Llano Grande. Al pie de la palmera el camino vira a la izquierda para cruzar dos barranquillos, y enfila un grupo de pinos en el lugar llamado El Llano Grande. A esta misma altura, en la margen derecha del Barranco de Candelaria situado un poco más al sur, se encuentra uno de los enclaves históricos más entrañables de Tijarafe, la Cueva de la Virgen.

Según cuenta la tradición, la imagen de la Virgen de Candelaria fue depositada aquí antes de ser construido el templo parroquial en la década de 1530. Tradicionalmente
ha sido un importante lugar de peregrinación para los tijaraferos, que acudían aquí
para realizar sus oraciones a la Virgen y recoger, gota a gota, el agua que manaba
desde el techo de la cueva y a la que se atribuía propiedades curativas. Esta cueva
venía siendo ya ocupada desde época prehispánica, como lo atestiguan los
numerosos vestigios arqueológicos hallados en su interior.

0h17’00” 433 m.s.n.m. La Higuera de los Barqueros. Llaneando pasamos entre los pinos para luego bajar. Más adelante volvemos a girar a la izquierda para pasar otro barranquillo y justo en su cauce bajo el camino, a la derecha, nos encontramos con la Higuera de los Barqueros, nombre que recibe por ser el lugar donde estos solían descansar.

0h18’00” 420 m.s.n.m. La Torroncilla. Al pasar el pequeño barranco, sigue descendiendo nuestro camino pasando por un llano al que llaman la Torroncilla.

0h22’30” 350 m.s.n.m. El morro de los Cuervos. Al pasar La Torroncilla, en el momento en que nuestro camino vuelve a virar hacia la izquierda, hacemos un alto para salirnos de nuestra ruta a la derecha y asomarnos al filo de la verada, al que llaman el Morro de los Cuervos. De ahí se alcanza a ver hacia abajo El Roque y La Playa de las Vinagreras, y a nuestra derecha el Barranco de los Charcos de las Cabeceras, que nos separa de los invernaderos de Miranda. Mientras, a escasos metros bajo nuestros pies, se encuentra, escondida en el interior de una cueva, la Fuente Secreta.

0h25’30” 312 m.s.n.m. Volvemos sobre nuestros pasos para retomar nuevamente el camino y ya se alcanzan a ver al fondo los invernaderos de la Costa del Jesús, la cuenca inferior del Barranco de El Jurado y La Carretera del Proís, que partiendo de El Pueblo y trazada en parte sobre eI Camino de las Barqueras del Pueblo, se acerca en vueltas al Proís de Candelaria. Pasamos un pequeño barranco y, al poco, nos encontramos en el borde o verada donde nuestro camino emprende el descenso final al Proís de Candelaria. Desde ese punto se puede contemplar la bella estampa del camino que desciende serpenteante con calzada ancha y perfecto empedrado, salvando el desnivel del acantilado con el mar como telón de fondo.

0h26’00” 295 m.s.n.m. La Cruz de la Verada. A pocos metros comenzado el descenso, pasamos junto a una serie de cuevas donde se encuentra a media altura, pasando la última de ellas, un pequeño agujero con restos de flores que a forma de nicho, alberga la Cruz de la Verada.

Existe aquí aún la tradición de que, llegado el mes de mayo o mes de las cruces,
una mujer, en el papel de madrina, se lleva temporalmente la cruz a su casa para
arreglarla y vestirla para luego llevarla en procesión hasta su lugar.

0h31’00” 210 m.s.n.m. La Era del Perro. Seguimos nuestra ruta y nos encontramos de frente, a los pies del camino, un llano en su parte superior conocido como la Era del Perro.

0h35’00” 145 m.s.n.m. El Topo los Cardones. Algo similar nos encontramos un poco más abajo con EI Topo los Cardones.

0h38’30” 85 m.s.n.m. Las Cuevas de los Barqueros. Muy cerca ya del final, nos encontramos, a la vera del camino, las primeras Cuevas de los Barqueros, morada de los barqueros o pescadores durante los meses de verano.

0h40’30” 055 m.s.n.m. El Camino de las Barqueras de El Pueblo. El camino llega, tras una serie de vueltas, a un cruce cerca del cauce del Barranco de El Pueblo o Barranco de Candelaria, donde se halla situada la Cueva de los Barqueros. A la izquierda sube el sendero que, siguiendo por la carretera de cemento que baja desde El Pueblo al Proís de Candelaria, pasa por el Morro las Salinas, cruza El Barranco del Jurado y nos lleva a El Jesús; a la derecha sigue todavía en vueltas nuestro camino entre el mar y el resto de las cuevas de los barqueros.

0h44’00” 003 m.s.n.m. La Bahía del Proís de Candelaria. Tras el último par de vueltas de las 41 que tiene todo el sendero desde que enfila la verada del acantilado, el camino nos introduce, pegado al risco, en el Proís de Candelaria. Un entrante de mar que forma una oquedad de sobrecogedoras dimensiones en cuyos interior y laterales se apostan numerosas cuevas y algunas casas de más reciente construcción.

Hasta hace unos cuarenta años prácticamente no había ninguna construcción en el
interior, a excepción de unos lavaderos (hoy desaparecidos) y un pozo de agua
salobre, antaño muy apreciado, al que bajaban en épocas de sequía las gentes
desde las medianías con cacharros y mulas cargadas de barriles a buscar agua
para beber. Con el tiempo, el Proís de Candelaria se convirtió en uno de los lugares
predilectos de veraneo para los tijaraferos, que construyeron pequeños refugios
donde pasar los días más calurosos del verano disfrutando del mar.

El camino nos adentra en el interior de la gigantesca cueva entre las casas, la primera que nos encontramos hecha donde decían la Cueva de los Burros. Ya en el fondo, pasamos por el pozo, que se encuentra a la izquierda del camino y, un poco más adelante, frente al embarcadero, podemos ver un nicho blanqueado con cal con una imagen de la Virgen del Carmen en su interior, en honor a la cual se suele celebrar, en este pintoresco lugar, una fiesta todos los años.

Llegados a este punto, lo mejor que podemos hacer, si las condiciones del mar lo permiten, es disfrutar de un merecido y relajante baño bajo la sombra de la colosal cúpula de piedra que se alza sobre nosotros, contemplando la magnífica puesta de sol.